Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/2839

2839 Sufrimiento y tristeza por la intervención divina....

6 de agosto de 1943: Libro 37

Para mucha gente el sufrimiento y la tristeza empieza con la intervención divina, porque antes han sido intocables, y dejaron cualquier aviso sin contemplación. El sufrimiento de sus semejantes les dejaron sin un cambio de sus pensamientos, y por esto tiene que pasar encima de ellos un sufrimiento que es el último remedio para ellos.... Y por esto se tocan los países que hasta el momento fueron salvados de una penuria indecible, pero que son igualmente culpables en los sucesos mundiales que conllevaba una penuria indecible para los hombres. Duros y sin emociones anda mucha gente por encima de la miseria de sus semejantes, y son ellos que deben probar ellos mismos la pena que su voluntad ha aprobado antes para sus semejantes, porque veían en ellos a sus enemigos. Y lo que los hombres hicieron a sus semejantes se les cae ahora mil veces encima.... Y ahora tienen que sufrir de la misma manera, solo que la voluntad humana no puede poner fin, porque no son fuerzas humanas que se sacan a la luz, sino la voluntad divina misma se presenta y toca a los hombres en su lado más vulnerable.... Les quita a los hombres todos sus bienes, Él les hace pobres y débiles y les deja depender completamente de Su gracia. Y en esta pena el hombre debe reconocer que no puede hacer nada de su propia fuerza, debe aprender que Dios es justo y que les juzga a los hombres sensiblemente que han ido contra Él y Sus mandamientos, pero que puede proteger a la vez que están muy unidos con Él, aunque están rodeados de hombres que Dios no importa. Y muchos van a llegar a la conclusión y comparar su propio destino con aquellos hombres cuyo hundimiento fue causado por culpa humana. Lo que Dios manda encima de los hombres es tan enorme y cargado de pena que cada hombre pensante reconoce una voluntad major en ello que debería conllevar a una reflexión mental. Pero solo van a pensar solo en sí mismos; no van a ver la miseria generalizada, sino sólo a sí mismo y su destino. Así el amor al semejante no se practica como debería, cada uno intentará mejorar su propio destino, y de nuevo va a pasar por la pena del semejante.... Y Dios que conoce la voluntad de cada uno, manda ahora un sufrimiento tan grande sobre los hombres para cambiar a su voluntad, para hacerlos susceptibles y compasivos y que están propuestos a buscar a Él, porque sólo Él es capaz de cambiar de nuevo su destino a una mejora.

amén

Traducido por Bea Gato