Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/2775

2775 Encarnación.... Impulsividad.... Etapas preliminares....

15 de junio de 1943: Libro 34/35/36

La encarnación de un alma puede tener lugar cuando se han reunido en ella todas las sustancias que han recorrido el camino terrenal en las más diversas creaciones y de esta manera se han desarrollado hacia arriba. Cada obra de la creación debe estar representada en su sustancia anímica para poder entrar en la encarnación...., es decir, el cuerpo humano se convierte ahora en la envoltura de dicha alma, que contiene todas las obras de la creación en miniatura dentro de sí misma. El largo e interminable camino por la tierra antes ha provocado la unificación de todas estas sustancias, y ahora esperan su última encarnación. Se incorporan como almas a la forma exterior humana para pasar por la última etapa de su desarrollo. Esta encarnación tiene una duración diferente, según el estado de madurez de las sustancias individuales, que también tenían una cierta libertad en sus etapas preliminares, aunque eran activas según la voluntad de Dios en el estado de compulsión. Sin embargo, en las últimas etapas antes de la encarnación como ser humano, este estado de compulsión se fue relajando cada vez más, de modo que ciertos impulsos pudieron ser sometidos o incluso intensificados y esto dio lugar a un mayor o menor grado de madurez, que ahora determina de nuevo la duración de la última encarnación como ser humano. Pero todas las sustancias anímicas se esfuerzan por esta última encarnación en la tierra porque, tan pronto como se han unido para formar el alma humana, saben que la forma externa humana es su última cubierta material y que después de esto pueden liberarse de todo grillete terrenal. Y por eso el alma se queda ahora donde se le ofrece la oportunidad de encarnar. Es comprensible que permanezca allí donde la naturaleza de las personas se adapte a su estado de madurez, es decir, donde pueda encontrar en las personas los mismos instintos y rasgos que caracterizan su propia naturaleza, lo que, sin embargo, no excluye que un alma con una inclinación diferente busque encarnarse con personas que no son de su misma naturaleza para acelerar esta encarnación. Pero luego, a menudo tiene que luchar con mayores dificultades durante su vida terrenal porque no se tiene en cuenta su naturaleza y no puede satisfacer las exigencias que se le plantean. Pero como el alma conoce de antemano su camino de vida terrenal, no se le impedirá si hace su propia elección, ya que en cada encarnación tiene los medios a su disposición para alcanzar su madurez final. A través de su paso por las más diversas formas anteriores tiene en si toda predisposición, en diferente grado, que ahora en la vida terrenal puede fortalecer o disminuir, según su voluntad. Por lo tanto, no es incapaz, y la fuerza para hacerlo también se le imparte según su voluntad. Pero si es tibio en su esfuerzo, entonces permanece en el mismo estado de madurez que antes de su encarnación como ser humano, y entonces la encarnación no le ha traído ningún desarrollo superior. Aunque se deshaga de su cáscara física al morir, sigue atado al mundo material por sus deseos e impulsos, que debería haber superado en la vida terrenal. En consecuencia, no aprovechó su encarnación en la tierra, y esto le provoca un estado de remordimiento indescriptible cuando se da cuenta de que ha perdido su derecho a la filiación con Dios y ya no puede alcanzarla tampoco, aunque todavía tiene infinitas posibilidades en el más allá para alcanzar la visión de Dios. Sin embargo, un día un alma encarnada tendrá que responder ante Dios de cómo ha aprovechado las oportunidades en la tierra y qué éxitos espirituales ha conseguido hasta el momento de fallecer, ya que la encarnación como ser humano es una gracia que no se puede valorar lo suficiente; es un regalo que también debe ser apreciado en consecuencia por el ser humano haciendo todo lo que le conduzca a su desarrollo superior, ya que no volverá a la tierra una vez que la haya dejado....

Amén

Traducido por J. Gründinger