Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/2522

2522 La voluntad se valora en actos ceremoniales....

24 de octubre de 1942: Libro 33

Dios considera a los hombres según su creencia.... Esto se debe entender de tal manera de que los hombres hacen que sea su propiedad intelectual lo que su creencia les enseña y por lo tanto también cumplen con todo lo que les exige la creencia. En este cumplimiento, Dios evalúa la voluntad del hombre, que entonces es bueno, cuando se inclina hacia Dios.... El hombre quiere hacer lo que agrade a Dios, lo que le enseña la fe. Y si esta voluntad dirigida hacía Dios determina su pensar y actuar, esto también agrada a Dios, aunque el hombre no esté en la verdad, es decir, que fue instruido en una creencia falsa.

Es por eso que las personas también serán bendecidas ante Dios, que carecen de la fe correcta, si solo se esfuerzan por un estilo de vida que es correcta ante Dios y siempre hacen lo que les parece correcto ante Dios. Siempre se les da la oportunidad de aceptar la creencia correcta, porque siempre se les acercará la pura verdad. Pero si cree que no puede aceptarla debido a que él mismo cree estar en la verdad y, no obstante, si llevará un estilo de vida recto a agradable a Dios, esto será reconocido ante Dios, porque el hombre quiere lo bueno, porque quiere cumplir la voluntad de Dios. Y así cada acción que realiza se evalúa según su voluntad.... Y cada ceremonia que en sí es completamente inútil se convierte en un acto que agrada a Dios por la voluntad de servir a Dios con esto.

De modo que el hombre puede lograr el agrado de Dios a través de cualquier acto cuando lo realiza para la gloria de Dios, cuando crea servir a Dios con esto, aunque el acto en sí no tiene un valor más profundo. Por otro lado, cierto acto ceremonial no tiene valor sin no se basa en esta voluntad dirigida a Dios. Y de la misma manera puede luchar una persona por dios con toda su voluntad sin tal ceremonia, y esta voluntad es tan valorada por Dios, que aquel hombre incluso puede estar mucho más cerca de Dios, que ignora todas las externalidades, pero que conscientemente quiere servir a Dios.

Pero, así como es la fe del hombre, también aparecerá el obrar de Dios en él, porque Dios no permite que la fe del hombre se avergüence mientras no esté dirigida contra Dios. Pero es falso suponer que solo aquel hombre vive al agrado de Dios, quien cumple estrictamente todas las externalidades.

Nada reconocible externamente decide el valor correcto ante Dios, solo la voluntad por si sola que Dios reconoce, sin importar si el hombre realiza acciones que le son requeridos por la creencia....

Amén

Traducido por Hans-Dieter Heise