Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/2473

2473 Lujuria de carne.... Deseos terrenales.... Actividad de amor....

14 de septiembre de 1942: Libro 33

En la lujuria por la carne veis vosotros, los hombres el cumplimiento de vuestros deseos corporales y, por lo tanto, os recogíais en el disfrute terrenal. Pero lo ayuda al bienestar del cuerpo no es muy beneficioso para el alma, porque el alma solo puede desarrollarse progresivamente si no cede al deseo físico, es decir, si renuncia voluntariamente a todo lo que el cuerpo exige que se cumpla.... el hombre debe practicar el amor.... y, por lo tanto, siempre tiene que ayudar a su prójimo en todos los problemas del cuerpo y del alma.

El verdadero amor siempre querrá dar y, por lo tanto, también debe estar listo para obrar el amor cuando el semejante está angustiado. Esta actitud también es decisiva para la maduración del alma. Hasta cierto punta Dios evalúa el grado de amor cuando dos personas se conectan puramente físicamente. En cada situación, el hombre puede tener un efecto educativo y ennoblecedor sobre su prójimo, y la voluntad de este último es decisiva en cuanto así una conexión física es una bendición o no puede ser aprobada por Dios....

El amor divino, la misericordia y la paciencia sin extremadamente indulgentes con los hombres, y especialmente con aquellos que expresan su debilidad a Dios y Le piden fortaleza.... porque mientras el hombre pertenezca a la tierra, su deseo terrenal es mayor y, por lo tanto, más difícil de vencer.

Pero cuanto más lucha el hombre por reprimir los deseos terrenales, más notablemente le llega la fuerza para resistir los deseos terrenales sin violar el mandamiento a amar al prójimo.... porque el amor es la primera condición.... la persona amorosa solo está interesada en el bienestar de la otra persona y, por lo tanto, hará todo lo que se le requiera, porque el amor siempre es el dador y la persona amorosa nunca piensa en si misma. El amor que da siempre será agradable a Dios y, por lo tanto, el nivel de voluntad de dar es decisivo para el desarrollo superior del alma....

Amén

Traducido por Meinhard Füssel