Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/2362

2362 Pan del cielo – Alimento del alma.... Buscad primero el reino de Dios....

8 de junio de 1942: Libro 32

Vosotros los hombres no debéis descuidar la alimentación espiritual/mental, pues es lo más importante en la vida terrenal, que el pan del cielo os sea traído para el alimento como el alimento para vuestras almas. El cuerpo físico no puede existir sin alimento. Así como el alma, que, sin embargo, necesita el alimento con más urgencia, porque es imperecedera y la deficiencia de alimento espiritual/mental lleva a un estado inimaginable agonizante que es mucho más peor que el desvanecerse. Cualquier sustancia constructiva para el mantenimiento del cuerpo es suministrada por el alimento terrenal, y el mantenimiento tiene solo un propósito que consiste en darle residencia al alma para que pueda cumplir su tarea terrenal.

Pero para cumplirla, el alma debe recibir alimento que le dé fuerza, este alimento es el pan del cielo, es la palabra de Dios, que el amor de Dios ofrece como provisión en su camino por el valle de la tierra. Y ningún alma necesita sufrir hambre o sed que lo desee. Miríadas de seres que sirven a Dios distribuyen el don divino, el pan del cielo. A los hombres terrenales. Están parados en todas partes en el camino del caminante de la tierra, ofreciéndolo a los hambrientos y sedientos, para que lo disfruten y poder seguir su camino fortalecidos.

Y es el pan del cielo, la palabra de Dios.... Es el don de gracia más precioso que Dios tiene para vosotros, los seres humanos, y sabréis cuál es su fuerza cuando lo necesitáis con urgencia. Como una bebida fresca os refresca, así os refrescará y fortalecerá siempre la palabra divina, porque esa es la promesa de Jesús, que quien beba del agua que Él ofrece a los hombres ya no tendrá sed en toda la eternidad.... Y Su palabra es verdad.... Dios Mismo es la fuente de la cual brota el agua viva.... Dios Mismo es el pan de la vida, que Él ofrece de alimento al alma para vosotros los seres humanos para que lo recibiréis y os fortalece.... Y, por lo tanto, primero se debe desear el alimento mental.

Luego. el alimento terrenal os llega al mismo tiempo, porque Dios no permite el letargo corporal, quienes primero se recuerdan de su alma, lo que también prometió con las palabras “Buscad primero el reino de Dios, todo lo demás os caerá....” Yo no necesitáis preocuparos por vuestro bienestar corporal, y tampoco necesitáis preocuparos en que forma os llega el alimento, si esto no parece posible terrenalmente.... La palabra de Dios es verdad, y si creéis en ella, se cumple su promesa. Él siempre considera, mental y corporalmente cuando os unáis con Él y querréis recibir Sus dones. Pero primero tenéis que anhelar el alimento mental, porque vuestra alma lo necesita en su camino hacia las alturas, y por el bien de vuestra alma, Dios os ha dado la vida en tierra, que también causa alimento terrenal.

Entonces, Dios realmente os dará lo que necesitáis para mantener el cuerpo, si buscáis mantener el cuerpo por el bien de vuestra alma. Y podrá mantener el alimento mental, la palabra de Dios, también el cuerpo, porque es esta fuerza de Dios, que fluye directamente al hombre a través de Su palabra, y esta fuerza lo mantiene todo, y también mantiene el cuerpo, si la comida terrenal está privada de él. Porque es la fuerza de Dios que mantiene cada obra de creación que ha salido de esta fuerza. Si, entonces, el hombre recibe la irradiación de fuerza directa de Dios, no necesitará ningún otro alimento y, sin embargo, podrá seguir existiendo. Si esta es la voluntad de Dios.

Y será en el tiempo venidero la voluntad de Dios que mediante apariciones extraordinarias se revelará la fuerza de la palabra divina, que fluye a aquellos que creen y guardan los mandamientos de Dios con firmeza. Porque si el hombre está dispuesto primero a considerar su alma y desea para ello el pan del cielo, se saturará mental y corporalmente, porque el amor de Dios es inmutable, y su palabra es verdad. “No os preocupáis por lo que comeréis y beberéis, sino buscad primero el reino de Dios, y todo lo demás os caerá....”

Amén

Traducido por Hans-Dieter Heise