Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/1501

1501 Diez Mandamientos.... Justificación de la legislación....

3 de julio de 1940: Libro 24

El mandamiento de amar a Dios y al prójimo incluye todos los mandamientos que Dios di a conocer al hombre a través de Moisés, por lo que el hombre obedece a cada uno de estos diez mandamientos cuando cumple el gran mandamiento de amar a Dios y al prójimo. Es sumamente importante estar informado sobre el origen de estos diez mandamientos, porque hay tantas especulaciones al respecto en circulación que pueden llevar fácilmente a dudar del amor divino. En ese momento, existían condiciones entre los seres humanos que marcaban también su falta de amor. Y ya no se pensaba en el único Dios; la inclinación por el mundo, el amor por el mamón, por todos los gozos terrenales era indescriptiblemente grande, y no respetaban la propiedad ajena no lo que debían a su Dios y Creador. Se rindieron sin voluntad al poder de Satanás y rindieron homenaje a todo lo que era de su parte.

Y Dios causó una terrible miseria sobre los hombres que se había olvidado de Él y, por lo tanto, los obligo a arrepentirse internamente. Reconocieron su bajo estado mental y, por lo tanto, pidieron ayuda a Dios para superar su angustia física y espiritual. Entonces Dios di a conocer Su voluntad a través de Moisés en una forma que iluminó todos los detalles para mostrarle a la gente claramente lo incorrecto de su forma de vida. La legislación de Sinaí ha sido tan evidente que incluso el pecador más empedernido reconoció el poder y la grandeza de Dios y ahora también debía reconocer la voluntad de Dios, que le exigía una profunda conversión interior.

A través de Moisés, dio Sus leyes con una voz descarada, a través de la cual iluminó descaradamente el estilo de vida de los hombres y les reprochó su vida pecaminosa. Porque esta no correspondía de ninguna manera a las exigencias divinas, y la humanidad en esa época estaba tan cegada que se les tenía que dar todos los mandamientos de uno en uno para dejarla clara su injusticia. Lo que les servía para su bienestar físico, lo reclamaron para sí mismo sin dudarlo, sin considerar el bienestar de sus semejantes, por lo que tampoco reconocieron a la Deidad eterna a través de su comportamiento.... No hicieron nada para vivir al agrado de Dios, pero, por otro lado, todo para perjudicar al prójimo y buscar su propio beneficio.

El bajo nivel espiritual salió a la luz tan visiblemente que Dios tuvo misericordia y les hizo saber de Su poder y omnipotencia y de Su amor, que exigía lo mismo de Sus criaturas.... Y Jesucristo enseño lo mismo en la tierra, Él puso el amor a Dios por encima de todo y el amor al prójimo se suma a este mandamiento mayor como confirmación del amor a Dios, y por tanto cumplirá la voluntad divina quien se fija en esos dos mandamientos, cuyo cumplimiento debe ser el propósito de la vida de cada ser humano....

Amén

Traducido por Hans-Dieter Heise