Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/0551

0551 Recibir la Fuerza de Dios

21 de agosto de 1938: Libro 12

Ten en cuenta, hija mía, que todo aquel que se sirve de la naturaleza en mi nombre, es beneficiario de mi Voluntad, y ésta es su fuerza. Todo lo que tengo está a vuestra disposición, tan sólo hace falta que deseéis recibirlo. De modo que no te prives tú misma de la Gracia y ten fe. Porque la Gracia fortifica tu voluntad y te une con la Fuerza primaria de todo lo que existe. En la misma naturaleza ves mi actividad. Puesto que eres parte mía, ¿qué te impide buscar la misma Fuerza dentro de ti? ¿Cómo es que la consciencia de ser hija mía, no te eleva de tal manera que todo te sea sometido, sólo sujetando tu voluntad a la mía?

Sólo con entrar en íntima unión conmigo el hombre todo lo consigue mediante mi Fuerza proyectada en él. Pero si te mantienes alejada de Mí debido a una fe demasiado débil, entonces te atemorizarás y tendrás dudas; y a Mí me decepcionarás, porque quiero que mis hijos tengan una fe firme.

Así como puedes hacerte una idea sobre el transcurso de la vida, concéntrate en el hecho de que mi Fuerza y mi Voluntad son el origen de la tuya. Ahora procura pensar en que esta vida tuya es esa misma Fuerza que quiere manifestarse dentro de ti, y serás capaz de hacer tuya mi Fuerza, porque esa Fuerza que ya está dentro de ti romperá sus leves ataduras y podrá volverse activa desde tu interior. ¡Y actuarás realmente a través de Mí!

Hija mía, ¡sométete a mi Voluntad, y podré concederte un gran poder! Continúa en la oración y pide tu fuerza interior. Déjame que reine en tu interior una sola vez, y no refrenes tus anhelos que de todos modos sólo me buscan a Mí, a Aquel a quien hasta ahora aún no has encontrado debido a tu voluntad todavía demasiado débil. Anima tu espíritu, anhelándome continuamente. Y no tardará mucho en llegar la hora en la que verás la verdadera Luz.

Hija mía, siempre ha habido y habrá milagros, pero no los tenéis en cuenta. Pero si hoy viniera a ti, entonces tu corazón quedaría embriagado para siempre, por lo que ya no podrías cumplir mi Voluntad en la Tierra. De modo que tus ansias no podrán ser satisfechas hasta que no hayas terminado tu actividad en la Tierra.

Amén.

Traducido por Meinhard Füssel