Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/0383

0383 Pureza del corazón.... Humildad interior.... Autoconocimiento....

20 de abril de 1938: Libro 9

Se te da una medida completa para tu carrera terrenal, cuanto más diligentemente debes esforzarte para probarte digno de esta medida, y así todo lo que debe dar testimonio de tu amor debe aplicarse incluso donde reino el espíritu de la discordia.... pues puede un niño que se encuentra en la gracia de Dios ser digna de ella si no siempre trata de dar un sonido puro de sí, incluso donde falta el entendimiento para esto.... La conexión espiritual está garantizada para cada uno que se esfuerza por ella.... pero sólo aquel está permitido a la cognición de la verdad más profunda que se cuida de la pureza del corazón.

Es de gran valor para ti poder recibir con devoción ilimitada aquello por lo que otros todavía tienen que luchar, y a pesar de todo tu voz interior debe decirte cuando has fallado, de lo contrario una maduración.... un perfeccionamiento de tu alma no podría ser posible. Trabajar continuamente en sí mismo es la única forma de alcanzar el estado donde se os concede la unificación con la Divinidad eterna. Sin embargo, en lugar de reconocer la propia insuficiencia nunca debe haber arrogancia....

En esto consiste el peligro para cada ser extraordinariamente dotado por Dios, que muy pronto pierde la humildad interior y luego pierde la gracia. Sobre todo, ten cuidado con esto, porque el amor paternal de Dios te ha dado una tarea tan espléndida que debes hacer todo para permanecer en Su gracia. Sólo cuando te sientes pequeño e inferior, la fuerza en ti y más allá de ti. Entonces cumplirás en la voluntad del Señor, lo que estás destinado a hacer.

Sométete completamente a la voluntad de Dios, entonces Su cuidado cuidará siempre de ti, y aún podrás obrar para la bendición de los tuyos, porque todo lo que el Padre hace para los Suyos está dispuesto en sabia previsión para ayudar a aquellos a alcanzar la luz del conocimiento. Así los frutos de tu trabajo te serán concedidos ya aquí en la tierra y algún día en la eternidad, pero reconócete siempre a ti mismo y esfuérzate por la pureza de tu corazón, que te garantiza en todo momento el amor del Padre celestial....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise