Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/0189

0189 Protección contra el error - Aviso para la oración

19 de noviembre de 1937: Libro 5/6

Recibirás continuamente nuestras enseñanzas. Conforme a su Voluntad, Dios todo te lo da de una manera beneficiosa para ti. Mientras tu voluntad sea buena y mientras estés dispuesta a servir al Señor, puedes recibir su Palabra sin cesar y te ofrecerá sus amorosas instrucciones. ¡En adelante procura también luchar por tu fe, porque cuanto más profunda sea, tanto más fácilmente recibirás! Todo lo que te damos, pásalo por tu corazón, y verás que cuanto más logres que las enseñanzas actúen sobre ti, tanta más fuerza fluirá en ti. Es fácil que alguna vez tengas la sensación que lo que pones por escrito que son tus propios pensamientos; eso, ¡recházalo siempre! La protección existente alrededor de ti no permite que haya infiltraciones erróneas en tu manuscrito. Estas enseñanzas están destinadas a muchos y tu obra sólo debe contener la pura verdad; así que guárdate de tales pensamientos que no hacen sino perturbar tu tranquilidad y con ello nuestras comunicaciones. Preciso es que lo recibas todo con profunda fe, que te confíes plenamente a tu Salvador, el cual no permitirá que andes en el error, y que recibas de su mano con gratitud lo que sea. Y ahora prepárate y escucha:

El Señor ha proyectado una nueva fuerza y todos nosotros fundamos nuestras esperanzas en ella. Cuando tu corazón haya participado en esta gran obra benévola del Padre celestial, ya no se apartará de ella. Las tentaciones del mundo ya no podrán seducirlo, porque es incomparablemente más valioso vivir cada día de la Tierra en el Amor y en la Gracia de Dios; pronto se presentará el deseo de profundizar cada vez más en el mundo espiritual, por lo que el mundo material, pese a todas sus tentaciones, ya no presentará atractivo alguno que pueda rivalizar con estas bendiciones.

Y aun así el Padre advierte siempre de nuevo: No seáis tibios en la oración, porque únicamente mediante la oración continua se adquiere nuevamente cada vez la gracia y la fuerza, sólo por la oración continua el hombre puede llegar a la meta. ¡Vela y reza, para que no os derrote el tentador que, incansable, intenta continuamente apartar al hombre de sus anhelos divinos! Con la oración siempre os defenderéis de todo lo maligno que hay alrededor vuestro y, al mismo tiempo, participaréis de la Gracia del Señor. Por lo tanto, continuad en la oración y, con cada pensamiento, pedid al Padre su ayuda, para que Él bendiga vuestros anhelos y fortalezca vuestra fe.

Amén.

Traducido por Meinhard Füssel