Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/0188
0188 La oracíon
19 de noviembre de 1937: Libro 5/6
Te animamos lo mejor que podemos, por lo tanto tu miedo y tus preocupaciones son vanos, todo depende únicamente de tu oración; si acudes siempre a ella, entonces puedes estar tranquila, pues quien pide iluminación desde el fondo de su corazón, siempre será atendido.
Querida hija, momentáneamente fuerzas espirituales te reclaman que quieren darte enseñanzas sublimes de la Sabiduría de Dios. Presta atención a cómo se te asignan.
En todos los apuros, el Padre ha dado algo a sus hijos: la oración. ¡Qué Gracia es la prueba de su Amor que es el derecho de poder suplicarLe! A todos les otorga la posibilidad de obtener ayuda en cualquier momento, sólo dirigiéndoLe íntimos pensamientos. Con Misericordia el Padre viene al encuentro de todo aquel que Lo llama en su aflicción. A quien quiera rechazar esta Gracia, está cerrada la posibilidad de que fuerzas divinas puedan facilitarle su avance en la Tierra. Dependiendo de él mismo, le faltará el conocimiento adecuado; hará su camino en el error y la oscuridad del espíritu.
Lo que Dios os ha dado con la bendición de la oración, es de un valor incalculable para vosotros, porque establece la conexión entre el Padre celestial y sus hijos terrenales. Sólo un ofuscado rechazará Gracia semejante. Pero cada hijo de Dios agradecerá al Padre por la Gracia de esta gran prueba de Su Amor y se cuidará de aceptar con gratitud lo que se le ofrece.
El Padre os quiere poner en prueba en la oración; la forma en que Se la presentáis no cuenta, porque no llegará al Padre mientras no hable vuestro corazón. Sólo tiene valor y efecto si ponéis toda vuestra imploración infantil en la oración, sea en palabras o en pensamientos. A Dios siempre tenéis que hablarLe desde el corazón, entonces Él os atenderá y os dará lo que corresponda a la Sabiduría divina. Por lo tanto, entregad confiadamente todas vuestras preocupaciones a vuestro Padre, Quien responderá a vuestra oración según os sea de beneficio para la Eternidad. Y siempre someteos a Su Voluntad. Porque únicamente Él sabe lo que os conviene y os dará de manera que os lleve bendición.
Por eso considerad la oración siempre como un regalo, el puente con el que el Señor os permite que vengáis a Él. ¡Aprovechad esta oportunidad tanto como podáis! Al fin de vuestros días conoceréis cuan benéfico vuestro camino en la Tierra ha sido por eso.
Amén
Traducido por Diemo Landgraf