6823 El retorno a Dios requiere seriedad de voluntad....

6 de mayo de 1957: Libro 73

Quien se ha propuesto recorrer su camino terrenal de acuerdo con la voluntad de Dios, puede estar siempre seguro del apoyo divino, porque Dios sólo le ha permitido encarnarse con este fin, para que su voluntad se ajuste a la Voluntad Divina. Y como sólo la voluntad del ser humano decide durante este tiempo en la tierra, esta misma voluntad ya ha pasado la prueba y Dios puede ahora aceptar y dirigir al ser humano en todos los sentidos sin ejercer presión de voluntad sobre él. Mientras el propio ser humano siga indeciso o incluso siga perteneciendo al adversario de Dios, Dios y los seres de luz lucharán ciertamente por la voluntad del ser humano, es decir, será influenciado por Él tanto como por el adversario para que decida libremente.... Pero una vez que el ser humano ha decidido libremente subordinarse a la voluntad de Dios al estar dispuesto a vivir una forma de vida en el Orden Divino, entonces también ha entrado conscientemente en Su reino, y entonces Dios ya no le dejará ser presa de Su adversario. Pero la voluntad debe ser seria.... No es suficiente el cumplimiento aparente de la voluntad de Dios como resultado de una educación eclesiástica, tampoco es suficiente la realización de obras de amor que sólo son exigencias eclesiásticas y se realizan en obediencia a estas exigencias.... Debe ser el anhelo más íntimo de pertenecer a Dios, la devoción y entrega interior plenamente consciente a Él debe haber tenido lugar en el libre albedrío.... es decir, él mismo debe haber dirigido su voluntad hacia Él, a quien ha reconocido como Dios y Padre desde la eternidad. Y de esto se deduce que el retorno a Dios no es una acción de masas, que cada individuo tiene que iniciarlo de sí mismo y, por tanto, también tiene que hacer él mismo todo lo que es necesario para ello: reconocer y apreciar a Dios, y pedir la fuerza para poder gestionar el retorno a Él. Pero no dirigirá la petición a Dios en vano, porque Él sabe de su voluntad, de su seriedad y también de su debilidad, sabe que no es posible para él solo, que necesita ayuda. Pero la ayuda le es segura. Perdió la fuerza en el momento en que su voluntad se apartó de Dios, y la recibe de nuevo volviéndose a Él. Por lo tanto, ninguna formalidad externa puede ser suficiente, las palabras por sí solas no pueden garantizar la voluntad recta, vuelta hacia Dios, y la pertenencia a una denominación no puede probar este cambio de voluntad, sino que los hechos deben proporcionar la prueba, y esta misma consiste en trabajar desinteresadamente con amor, sin compulsión y sin mandamiento.... Aunque Dios haya dado a los hombres los mandamientos del amor, éste debe practicarse libremente, pues incluso lo que se hace en cumplimiento de un mandamiento puede realizarse sin la voluntad más íntima y entonces también pierde su valor. Por eso, el llegar a ser feliz, el retorno a Dios, es un asunto propio de cada persona que no puede transmitir a otros y que nadie puede realizar en su nombre. Y ni siquiera el hecho por sí solo es decisivo, sino la voluntad más íntima.... que es verdaderamente evidente para Dios, pero que también recibe todo apoyo. Y entonces lo que les ocurra a los humanos en la vida es sólo la influencia de Dios o del mundo de la luz que vela por ustedes para que su voluntad tome la dirección correcta, para que se entreguen voluntariamente a Dios y consideren el retorno a Dios como su única meta. Pero una vez que se ha realizado este acto, una vez que los pensamientos más íntimos del ser humano se vuelven hacia Dios y se esfuerza por vivir en la tierra de acuerdo con la voluntad de Dios, entonces la vida terrenal tampoco habrá sido vivida en vano y ciertamente traerá la libertad al alma del ser humano. Puede librarse de su atormentador, puede quitarse los grilletes que lo mantuvieron cautivo durante tiempos interminables, ahora está en el camino de la ascensión y ya no necesita temer al adversario de Dios, que ya no tiene el control sobre él, porque Dios mismo ahora se apodera de él, Quien lo guía con seguridad hacia arriba, porque la voluntad del ser humano se volvió hacia Aquel de quien una vez se originó como espíritu primordial creado....

Amén

Traducido por: J. Gründinger

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