Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/1854

1854 Riesgo de la tenencia.... Materia inactiva....

20 de marzo de 1941: Libro 28

Aunque la materia se encuentra en un cambio constante, no puede ser considerada disuelta mientras todavía pueda ser útil de alguna manera, Sólo cuando es completamente inútil lo espiritual que hay en ella la ha superada, y a menudo pasa mucho tiempo antes de que pueda abandonar la antigua forma para cumplir nuevas tareas en una nueva forma.

Así, el curso de la tierra a través de la materia es un encarcelamiento indescriptiblemente doloroso para lo espiritual durante periodos de tiempo muy diferentes, y el conocimiento de esto puede determinar al hombre a acortar este estado, si todo se pone a disposición para ayudar a lo espiritual a servir, porque la materia conserva los espiritual durante un tiempo indescriptiblemente largo, al que nunca se le permite servir y que, por lo tanto, se deja sin uso como una posesión muerta. Y ahora también es comprensible porque el hombre no debe su corazón en las posesiones, porque cuanto mayor es su amor por las posesiones del mundo, menos oportunidades le ofrece éste para servir.

Lo espiritual en esa materia no utilizado está ahora condenado a la inactividad contra su voluntad. Está listo para servir y no se lo permite y sufre inimaginablemente por ello. Si una persona está rodeada de materia, que por tanto debe permanecer inactiva, esto afecta al alma del hombre, que también cae en una cierta inercia y hace poco para cumplir su tarea de la vida.

Si el alma estuviera llena del impulso de estar activa, querría dar y así despojarse de sus posesiones, lo que daría como resultado que la actividad espiritual comenzará inmediatamente en la materia y significaría por tanto el comienzo de la redención. Todo lo espiritual, en cambio, a lo que se le ayuda a activarse, ayuda al hombre en su propio desarrollo superior, por lo que un hombre que está en medio de la materia constantemente activa alcanza mucho más fácilmente la madurez del alma. Por lo tanto, el aumento de la actividad terrenal favorecerá al mismo tiempo a la liberación de lo espiritual atado, siempre que lo que ahora está surgiendo vuelva a ser algo útil para el hombre.

Si la materia en barbecho es destruida por la voluntad de Dios, esto significa una ayuda para lo espiritual que hay en ella, ya que ahora pueda deformarse de otra manera y ahora tiene la oportunidad de ponerse en servicio más rápidamente. La destrucción de propiedades obliga a los hombres a utilizar tal materia que aún no ha sido admitido a una actividad. Y eso siempre es beneficioso para lo espiritual que hay en ella.

De modo que el aumento de la posesión es un peligro, mientras que su destrucción, si es la voluntad de Dios, puede ser una bendición para lo espiritual no redimido que se ha declarado listo para servir, pero que se ha mantenido alejado de su propósito de servir por la codicia humana y el amor por la materia. El caparazón exterior se disuelve entonces a la fuerza y lo espiritual se libera de ello, pero sólo para ser atado nuevamente en la forma, pero ahora encuentra la oportunidad de servir; de lo contrario, puede pasar tiempos interminables antes de que se le permita servir.

A través de las manos y la voluntad humana se crean tantas cosas que son completamente inútiles y sin propósito y están privadas de cualquier función útil. El hombre debería ocuparse de ayudar a esta cosa espiritual asignando algún propósito a cosas tan útiles, para que un día la materia, aunque sea después de mucho tiempo, alcance la disolución, porque sólo a través del servicio lo espiritual dentro de ella se vuelve libre....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise