Origen: https://www.bertha-dudde.org/es/proclamation/1765

1765 Derechura de pensar y actuar en la voluntad subordinada a Dios....

5 de enero de 1941: Libro 27

El impulso más íntimo guía al ser humano correctamente, en cuanto se esfuerza por cumplir la voluntad de Dios. Y por eso no necesita temer algo malo, porque las inteligencias encarnadas en él, las sustancias de su alma, le instruyen a pensar y actuar. El alma ahora tiene que, por así decirlo, querer igualmente como Dios quiere, ya que la voluntad humana se ha subordinado conscientemente a la voluntad divina. Entonces se descarta una voluntad personal que vaya en contra de Dios. Es imposible que un ser humano que quiere cumplir la voluntad de Dios pueda hacer algo que no corresponda a la voluntad divina, solo que su voluntad debe estar completamente seria dirigida hacia Dios, y no solo las palabras pronunciadas sin pensar deben dar testimonio hacia fuera de la voluntad subordinada a Dios.

Cualquiera que busque acercarse a Dios siempre se esforzará por vivir en la voluntad divina, y todo lo que hace y piensa está condicionado por su voluntad actual. La esencia en el ser humano ahora está determinada por el poder espiritual divino, es decir, lo espiritual fuera del ser humano busca la conexión con lo espiritual dentro del ser humano y, por así decirlo, transfiere su voluntad, que está en armonía con la voluntad divina a lo espiritual que se alberga en el ser humano. Éste reconoce la voluntad inmediatamente y la sigue sin contradicciones.... Por eso el ser humano actúa según su impulso más íntimo, que es obra de fuerzas espirituales sobrenaturales.

Lo que el ser humano comienza ahora puede dar a veces la impresión de que no está bien y, sin embargo, no debe dejarse disuadir.... está bien pero no siempre es inmediatamente comprensible para el hombre. Porque mientras se vuelva a Dios y establezca la relación correcta con el Padre como hijo, el Padre también lo protege de pensamientos incorrectos y de toda acción incorrecta. No deja que Su hijo se extravié; lo guía cuidadosamente por el camino correcto, incluso si este camino todavía le parece intransitable, de modo que teme haberse equivocado.

El hombre debe entonces demostrar una fe firme y una confianza profunda en Dios de que Dios nunca puede permitir nada que pueda dañar el alma de Su criatura si esta Le pide ayuda a Dios por el bien de su alma. La oración íntima “Señor, hágase tu voluntad” es sumisión total y al mismo tiempo el reclamo de Su cuidado, porque ahora el niño terrenal ha entregado completamente su vida, sus acciones y pensamientos al Padre celestial en la creencia de que Él ahora lo cuidará y guiará. Y Dios no permite que esta fe sea avergonzada.... Y a partir de ese momento, el hombre queda relevado de su responsabilidad, porque Dios Mismo determina ahora los pensamientos y las acciones de aquel que ha sacrificado su libre albedrío en el más profundo amor y devoción....

amén

Traducido por Hans-Dieter Heise